Palacio Testasecca

2 Minutos de lectura

En el denso tejido decimonónico del Corso Vittorio Emanuele, el Palacio Testasecca destaca como un elegante manifiesto de la temporada burguesa nissena.

Palazzo Testasecca

Fue la residencia de representación del conde Ignazio Testasecca, magnate de la industria del azufre y filántropo, que destinó parte de sus beneficios mineros a fundar obras pías y a apoyar la modernización de la ciudad. Construido en la segunda mitad del siglo XIX, el edificio adopta un registro neoclásico matizado por toques eclécticos. La fachada, proyectada por el ingeniero Luigi Greco, superpone al solar medieval un ritmo de ventanas con frontón y balcones de hierro forjado que culminan en un portal almohadillado coronado por un balcón con balaustrada de piedra, signo tangible del ascenso social de la nueva aristocracia industrial.

En el interior, la planta noble se abre a un atrio abovedado que conduce a salas decoradas con motivos florales, grutescos y cartelas conmemorativas: un suntuoso decorado “a la pompeyana” en el que se funden el gusto modernista y las sugestiones barrocas, testimonio del eclecticismo de fin de siglo. 
 

El palacio acogió recepciones, conciertos y cumbres políticas (aquí se debatieron las primeras medidas de protección de los carusi de las minas de azufre) y recibió a personalidades como el primer ministro Francesco Crispi, gran admirador del conde. Aún hoy se conservan la capilla familiar con pavimento veneciano y el ascensor original de contrapesos, una rareza tecnológica para la época. Mientras el exterior conserva los sobrios tonos miel de la piedra local, el interior sorprende con la luz difusa de un lucernario policromo que inunda la escalera monumental con reflejos lagunares, haciendo vibrar estucos y espejos dorados.

Tras un período de parcial abandono, los descendientes emprendieron la restauración conservativa: hoy algunos ambientes albergan despachos profesionales y pequeñas exposiciones, mientras que el zaguán, abierto durante “Le Vie dei Tesori”, permite admirar el friso de estuco con los escudos entrelazados de las familias Testasecca y Longo. Enmarcado por las fachadas coetáneas de Benintende y Tumminelli-Paternò, el palacio narra de un solo vistazo la trayectoria de Caltanissetta entre epopeya minera, mecenazgo social y refinada civilización urbana, devolviendo al visitante la atmósfera sofisticada de una ciudad que, entre los siglos XIX y XX, gustaba definirse como la “pequeña Atenas” del interior siciliano.

You might also be interested in...