El poderoso dios marino, con torso viril y cola escamosa, doma un caballo de agua encabritado mientras dos monstruos emergen del estanque circular, sellando en bronce el eterno conflicto entre el hombre, la naturaleza y el mar, hacia los cuales la ciudad mira a pesar de su posición interior. El grupo fue modelado en 1890 por el escultor nisseno Michele Tripisciano y expuesto inicialmente en el vestíbulo del Palacio del Carmine. En 1955 el molde original de yeso fue fundido en Roma, y luego el arquitecto Gaetano Averna proyectó la fuente que, el 15 de diciembre de 1956, sustituyó una elegante farola decimonónica en el centro de la plaza, creando el actual eje perspectivo entre la Catedral de Santa María La Nova y el Palacio Municipal.
De cuatro metros de altura y asentada sobre un pedestal revestido de piedra, la obra pesa más de 2.500 kilos. Chorros radiales y vapores nebulizados realzan sus superficies bruñidas y, desde 2009, un moderno sistema de luces LED la ilumina de noche con matices turquesa y lapislázuli, amplificando el diálogo visual con la fachada color miel de la Catedral, restaurada en la misma intervención de rehabilitación que peatonalizó la plaza con losas de lava.