Mina de Canicassè

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La mina de Canicassè, abierta en 1835 bajo concesión borbónica, pronto se convirtió en un centro fundamental para la extracción de azufre, un recurso estratégico para el Reino de las Dos Sicilias y para la industria europea.

La operación minera se basaba en el trabajo manual de excavación de galerías y pozos, en la separación del material mediante calcheroni y hornos Gill que calentaban la roca para liberar el mineral, y en el empleo de los carusi —a menudo niños— encargados de transportar placas de azufre por empinadas galerías.
Hoy, los restos de las chimeneas, los talleres de secado y las ruedas hidráulicas sobresalen entre la vegetación mediterránea como monumentos silenciosos de un pasado de esfuerzo e innovación.
 

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