San Cataldo

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Fundada como caserío en torno a una pequeña iglesia dedicada a San Cataldo, obispo de Tarento, la ciudad se desarrolló lentamente hasta convertirse en un importante centro agrícola y minero del interior nisseno.

San Cataldo

A mediados del siglo XVI, la baronía de Fiumesalato pasó a manos de Nicolò Lancillotto Galletti de Palermo, y en 1607 su sobrino Nicolò, hijo de Asdrubale, solicitó y obtuvo del virrey Marques la autorización para fundar un pueblo donde había un grupo de casas dispersas y una pequeña iglesia dedicada a San Cataldo. El nuevo asentamiento tomó el nombre de la contrada, San Cataldo, y fue poblado principalmente por campesinos provenientes de la cercana Caltanissetta. La estructura del asentamiento se desarrolló junto a la regia trazzera—el actual corso Vittorio Emanuele—según un modelo ortogonal típico de la época, mientras que en la parte alta—barrio Madrice—se siguió la orografía del terreno, de modo que la red vial adoptó un trazado radial. La población creció y con ella el tejido urbano, dentro del cual surgieron diversas construcciones notables. Su riqueza provenía de sus tierras cultivadas principalmente con trigo, y a finales del siglo XVIII comenzó, con cierta sistematicidad, la explotación del azufre. La ciudad de San Cataldo es también famosa por sus celebraciones religiosas, como la Semana Santa, la fiesta del patrón San Cataldo en mayo y la del Crucifijo en octubre.

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