Con siete metros de altura y doce de longitud, esta instalación se sitúa en una suave ladera que domina el valle del Imera Meridional, ofreciendo un mirador ideal para contemplar los paisajes del interior de Sicilia.
Realizado en madera de alerce y acero corten, el banco forma parte del Big Bench Community Project e invita a los visitantes a experimentar un cambio de perspectiva: al sentarse sobre sus enormes tablones, uno se siente pequeño frente a la inmensidad del paisaje, desde la geometría de los campos cultivados hasta las siluetas de las Madonías al fondo.
Un sendero señalizado de tres kilómetros conecta el Banco con el casco histórico, atravesando bosquecillos de robles, antiguos pajares y áreas didácticas dedicadas a la botánica espontánea.