Serradifalco

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Serradifalco, fundado en 1640, es un encantador pueblo siciliano de raíces feudales, rico en historia, arquitectura señorial y profunda devoción religiosa.

Serradifalco

La licencia de fundación de Serradifalco lleva la fecha del 6 de diciembre de 1640, concedida por el rey Felipe IV de España a la baronesa Maria Sarzana viuda Ventimiglia, administradora de los bienes feudales, urbanos y rústicos del pequeño Francesco Graffeo, barón de Serra di Falco, Salacio y Grotta dell’Acqua. De los tres feudos a su disposición, Donna Maria Sarzana Ventimiglia prefirió el de Serra di Falco. Este hecho queda confirmado por un documento notarial de compraventa, el memoriale de Donna Antonina, en el que se lee cum Casalotto existente en dicho feudo Serra di Falco. Con esta denominación de Casalotto se indica la obra iniciada y posteriormente abandonada por Donna Maria debido a las vicisitudes hipotecarias y a las deudas acumuladas por la familia Graffeo. Los feudos citados fueron posteriormente adquiridos en subasta por el jurista Leonardo Lo Faso el 15 de mayo de 1652.

En los meses siguientes, en el “Cozzo”—hoy plaza San Francesco—el barón Leonardo Lo Faso, que solo recibió el título de duque en 1666, erigió la primera iglesia Matriz (hoy llamada popularmente San Francesco) y el Palacio Baronial. Las obras de la primera Matriz finalizaron tres años después y el tercer domingo de agosto de 1656 fue abierta al culto y consagrada a San Leonardo abad de Noblac.

Algunas décadas después, se decidió la construcción del nuevo palacio ducal en la zona más baja, pero no muy lejos, en el lugar donde aún se conserva. La calle donde se levantó la residencia ducal recibió el nombre de “Strada del Palazzo”, sustituido a principios del siglo XX por “Via Duca”. A principios del siglo XVIII se data la construcción de la pequeña capilla cementerial, consagrada originalmente a las Ánimas del Purgatorio.

En la década de 1740 comenzó la construcción de la nueva Matriz, dedicada siempre al patrón San Leonardo, impresionante por sus dimensiones y decoración interior. Diez años más tarde se decidió la demolición de la primera capilla cementerial, consagrada a Santa Maria delle Grazie, para dar paso a una iglesia dedicada a la Inmaculada Concepción. A comienzos del siglo XIX la devoción hacia la Virgen María se intensificó aún más, tanto que en 1817 se colocó la primera piedra del Colegio de María, con iglesia anexa, dedicada a María de los Siete Dolores.

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