Aunque la festividad litúrgica se celebra el 6 de noviembre, es el segundo domingo de agosto cuando tiene lugar la verdadera fiesta popular. Durante esos días, el pueblo se llena de vida con representaciones teatrales, conciertos y una animada feria de productos típicos, mientras la procesión religiosa - con la estatua del santo - recorre el centro entre luces, ofrendas florales y emotivos aplausos.
La procesión y la misa solemne en la Iglesia Madre dan forma a un ritual de profunda pertenencia: muchos emigrantes regresan especialmente desde diversas partes de Sicilia para participar, convirtiendo la fiesta en un momento ideal para saborear el vínculo entre tradición, fe y reencuentro familiar veraniego.