La iglesia debe su construcción a la voluntad de Leonardo Lo Faso, III duque de Serradifalco, en 1740. Fue dedicada al glorioso San Leonardo, abad de Noblac, en 1845 por monseñor Antonino Maria Stromillo, primer obispo de la recién creada diócesis de Caltanissetta. La arquitectura del templo revela una planta tardo-barroca con elementos neoclásicos, evidentes en la fachada de dos órdenes marcada por pilastras y en el frontón triangular que corona el portal principal, flanqueado por elegantes logias campanarias.
El interior, de nave única, está embellecido por una bóveda de cañón decorada y alberga un notable patrimonio artístico. Entre las obras más significativas destaca la estatua de madera de San Leonardo, esculpida en 1662 por Giancarlo Viviano, que representa con intensa expresividad al santo con las cadenas rotas, símbolo de liberación. La estatua, encargada en 1662 para la antigua iglesia matriz de San Francesco, se venera hoy en la nueva iglesia matriz. Los frescos del pintor y escultor palermitano Leopoldo Messina y el arca procesional con el Cristo Yacente, obra del escultor Francesco Biancardi, hacen de esta iglesia no solo un lugar de oración, sino también un símbolo de la memoria colectiva y de la identidad cultural del pueblo. La iglesia custodia además finos bajorrelieves que narran la vida de San Leonardo, así como valiosos objetos sagrados y ornamentos litúrgicos.
La Iglesia Madre de Serradifalco no es solo un lugar de oración, sino también un símbolo de la memoria colectiva, un testimonio vivo de la devoción popular y de la identidad cultural del pueblo. Visitar este edificio significa sumergirse en la historia de una comunidad que, a través de su arte y su fe, ha sabido conservar y transmitir con el tiempo los valores más auténticos de su patrimonio.