El yacimiento se abre como un fascinante cofre de memorias antiguas, donde los estudios arqueológicos han sacado a la luz tumbas en forma de horno que datan de la Edad del Bronce e incluso hallazgos del III milenio a.C., ocultos entre el matorral mediterráneo. Las sepulturas, algunas con un doble horno perfectamente conservado, ofrecen una rara visión de las prácticas funerarias protohistóricas y de la organización social de las comunidades agro-pastoriles que habitaban esta zona de frontera entre llanura y colinas.
Junto a los hornos votivos emergen restos de chozas y de una pequeña aldea, en un entorno paisajístico donde la luz dorada del atardecer resalta el perfil de las ruinas y guía la mirada hacia el cercano “Castidrazzu”, identificado recientemente como el antiguo castillo medieval de Sabuci. Un testimonio de la estratificación histórica que vio a estas tierras pasar de la etapa provincial romana al dominio normando y aragonés.