El edificio presenta una fachada monumental destacada por pilastras de hormigón armado y un gran portal de bronce cincelado que lleva el escudo provincial. El interior, organizado en torno a un amplio atrio de doble altura, alberga tres niveles de oficinas y una sala del Consejo decorada con paneles de nogal y una lámpara de vidrio de Murano. El mobiliario original, incluidas las butacas reclinables de los consejeros, fue restaurado en 2005, mientras que en el patio interior se creó una colección de plantas autóctonas procedentes de las colinas circundantes, dentro de un proyecto de bioarquitectura que combina funcionalidad y sostenibilidad.