Originalmente era conocida como Iglesia de Santa Margarita, por el nombre del barrio en el que fue edificada. Su fundación se remonta a 1734. El edificio, de arquitectura sencilla y sobria, presenta una pequeña torre campanario en el lado elevado, que enriquece su perfil. El interior también se caracteriza por un mobiliario modesto, en armonía con la atmósfera de recogimiento y devoción. A lo largo de los siglos, el santuario ha sufrido dos importantes restauraciones: la primera en 1896 y la segunda en 1949, intervenciones que preservaron su aspecto esencial y austero.
El santuario está dedicado a Nuestra Señora de la Cadena, figura mariana profundamente vinculada al concepto de liberación. Los fieles la invocan para ser liberados de opresiones, angustias, esclavitudes y dificultades de todo tipo, personales, familiares o sociales. La iconografía tradicional la representa mostrando una cadena rota, símbolo de la victoria sobre las “cadenas” que afligen la vida humana. Esta poderosa imagen expresa su capacidad de interceder por los fieles, ofreciendo esperanza y consuelo. La cadena rota se convierte así en un signo de confianza y de fe: una invitación a creer en el poder y en la misericordia de la Virgen, capaz de desatar todo vínculo que oprime el alma humana.