Debido a una explosión de grisú, provocada por una lámpara de aceite, murieron 65 trabajadores. Las pequeñas cruces blancas recuerdan a las jóvenes víctimas: diecinueve carusi de entre ocho y dieciséis años, obligados a empujar pesados carros bajo tierra, como el que fue recuperado para el memorial. El monumento de piedra de Sabucina, realizado por el artista nisseno contemporáneo Lorenzo Lomonaco, representa a un caruso transportando sobre el hombro una cesta llena de azufre. En las dos décadas posteriores a la tragedia de Gessolungo, los supervivientes, en señal de devoción, encargaron a los artistas napolitanos Francesco y Vincenzo Biangardi los grupos sagrados de las Vare, que aún hoy desfilan en la tarde del Jueves Santo por las calles del centro histórico de Caltanissetta.
Apertura: Acceso libre.