Iglesia y Pueblo de Santa Rita

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Situada en la aldea de Santa Rita, pedanía de Caltanissetta fundada en 1895 por Rosario La Lomia, la iglesia fue erigida entre 1938 y 1942 por voluntad del barón en honor a su esposa Rita.

Chiesa di Santa Rita

Dedicada a Santa Rita de Casia, la iglesia domina, con su fachada pintada de rosa y un campanario puntiagudo de 25 metros de altura, la escalinata que conduce a la pequeña aldea agrícola, enclavada entre el monte Pisciacane y las colinas circundantes.

El interior, de nave única, concluye en un ábside octogonal y alberga un altar de mármoles policromos que datan de la época de su fundación, mientras que las paredes sencillas acogen exvotos y pinturas devocionales que testimonian la profunda devoción popular hacia la “santa de los casos imposibles”.

Cada año, el 22 de mayo, la comunidad celebra la fiesta patronal con una misa solemne, procesión por las calles de la aldea y la tradicional bendición de las rosas, uniendo fe, folclore y solidaridad rural en un rito que renueva antiguos lazos.

El pueblo de Santa Rita, hoy conocido por su famoso horno que produce el pan Presidio Slow Food con granos antiguos y por su cercanía a sitios arqueológicos como las tumbas castelluccianas y los hornos de azufre, esconde una historia que va más allá de sus actuales atractivos. Originalmente llamado Borgo Pisciacane, no fue concebido como un centro de fundación estatal, sino que nació como un asentamiento rural privado hacia finales del siglo XIX. Fue fundado precisamente en 1895 por el barón Rosario La Lomia de Canicattì, tras la compra de los extensos feudos de Pisciacane y Draffù, convirtiéndose así en un centro agrícola surgido sobre un promontorio rocoso a los pies del Monte Pisciacane.
Aunque administrativamente es una fracción de Caltanissetta, su posición geográfica lo vincula más estrechamente con Delia y Sommatino. Esta cercanía también se refleja en la gestión de los servicios: la seguridad del pueblo, por ejemplo, ha sido tradicionalmente confiada a la estación de Carabineros de Delia, y su vida religiosa está igualmente ligada a esta localidad, ya que la iglesia local, una rectoría, está a cargo de un sacerdote del clero de Delia.
Su arquitectura es la típica de los pequeños núcleos rurales, organizada en torno a una plaza central dominada por la iglesia dedicada a Santa Rita, accesible por una escalinata que servía como punto central de encuentro social. 

Borgo Santa Rita

Un elemento central del pueblo es el Palazzotto La Lomia, la antigua residencia señorial del siglo XIX, que tras una restauración en 2016 fue transformada en el «Micromuseo inmaterial del trigo y del pan», poniendo en valor la larga tradición cerealista local. Los nombres de sus calles, como «Via del Castaldi» o «Via delle Spighe», son un homenaje evocador a las primeras familias del pueblo y a su actividad agrícola.
Aunque el pueblo sufrió un fuerte declive demográfico en la segunda mitad del siglo XX, siendo a menudo etiquetado como un «pueblo fantasma» debido al despoblamiento, experimentó un notable renacimiento en los años 2000, impulsado por el éxito del horno y por iniciativas de Slow Tourism y de hospitalidad difusa. Así, ha logrado transformar su historia de abandono y su autenticidad rural en un polo de atracción para el turismo y la gastronomía, gracias también al compromiso de una asociación cultural local que lucha por su memoria y su puesta en valor.

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