A finales del siglo XIX, como ocurrió con la iglesia de La Grazia y la ermita de Monserrato, la iglesia de San José fue clausurada y después demolida debido a sus malas condiciones estructurales. Tras la demolición, permaneció un amplio espacio libre que la comunidad utilizó como plaza principal de Delia, hasta el punto de que para los mayores del pueblo, cuando se habla de “la plaza”, se refieren a este lugar y no a la plaza Madrice, que es la oficial. Más tarde, este espacio se transformó en una graciosa villa-jardín, llamada Filora o Flora, y en 1933, durante el fascismo, se erigió en su centro el monumento dedicado a los caídos en la guerra. De la antigua iglesia de San José se han hallado las cimentaciones y algunos fragmentos de los antiguos muros perimetrales, hoy totalmente enterrados.