Estación abandonada de Delia y casa del guardagujas

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La estación abandonada de Delia y la casa del guardagujas narran la historia inconclusa de la línea Canicattì–Riesi–Mazzarino, creada para servir a las minas de azufre y nunca completada.

Stazione abbandonata di Delia

La fascinante, aunque melancólica, historia del ferrocarril inacabado Canicattì–Riesi–Mazzarino en Sicilia está estrechamente ligada al ambicioso propósito de apoyar la industria minera del azufre, sector vital para la economía local a comienzos del siglo XX. El proyecto tomó forma con el plan regulador de los ferrocarriles secundarios de Sicilia de 1915, destinado a conectar el importante complejo minero de Trabia-Tallarita - que empleaba a unas 1.300 personas - con la red ferroviaria nacional.
Inicialmente se proyectó una línea de unos 92 km de vía estrecha (0,95 m) que uniría Canicattì, Riesi, Mazzarino y Barrafranca, para enlazar con una línea inacabada entre Caltanissetta y Piazza Armerina. Las obras comenzaron en 1920 con el tramo Canicattì–Delia, encargado directamente por el Estado, y continuaron en 1925 con el tramo Delia–Sommatino, confiado a la Sociedad de Construcción y Explotación de Ferrocarriles. En este trayecto, la estación de Delia debía desempeñar un papel importante. 

Las imágenes muestran un edificio que, pese a su evidente abandono - revocos desconchados, aberturas tapiadas, vegetación que brota entre las grietas - conserva aún su dignidad y solidez estructural. Su arquitectura, típica de las estaciones rurales de la época, se caracteriza por un plano rectangular, una fachada sobria y funcional y un almacén adosado, esencial para la logística del transporte de mercancías, especialmente el azufre. Aunque deteriorado y marcado por el tiempo, el edificio conserva los marcos de piedra de las aberturas y una composición equilibrada que deja entrever su elegancia original. Cerca del acceso al recinto se encuentra la casa del guardagujas, una construcción más modesta y compacta, también abandonada pero reconocible en su función. Su sencillez estructural, con tejado a dos aguas y pocas aberturas, refleja su papel de puesto de vigilancia del paso a nivel y del tramo ferroviario. Ambos edificios son testigos mudos de un proyecto interrumpido - fantasmas arquitectónicos inmersos en un entorno urbano moderno que acentúa su soledad y el recuerdo de un pasado industrial.

En 1929, con el primer tramo casi terminado y el segmento Delia–Sommatino con más del 60 % de avance, el proyecto fue revisado: se modificó el trazado a Canicattì–Riesi–Mazzarino–S. Michele di Ganzaria, para enlazar con la línea Piazza Armerina–Caltagirone, y se optó por la vía estándar. Durante los años 30, las obras se extendieron hasta el tramo Sommatino–Riesi, pero el declive de la industria del azufre hizo desaparecer la motivación principal. En 1937, se disolvió el contrato con la empresa constructora y los trabajos se interrumpieron definitivamente. Tras la guerra, el plan ferroviario siciliano de 1948 previó solo el tramo Canicattì–Riesi, dejando el resto del proyecto abandonado- un “segundo tiempo” que nunca llegó. Así, los 41,474 km permanecieron inacabados: todas las obras civiles se completaron, pero los rieles nunca se colocaron, dejando tras de sí el eco silencioso de un sueño industrial frustrado.

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