Con sus 488 metros sobre el nivel del mar, es el punto más alto del territorio, desde donde se puede admirar el encantador paisaje del interior de Sicilia. Desde este lugar se divisa la posición de todos los pueblos vecinos, así como casi en su totalidad el Monte Formaggio al sureste, con su característica cumbre, y, en los días despejados sin neblina, al oriente, el Etna. Este lugar también es interesante desde el punto de vista geológico, histórico y arqueológico. La cresta no es más que un antiguo acantilado que data del Mioceno Superior (5,332–7,246 Ma).
Desde la Edad Media, este acantilado ha representado una línea fronteriza entre el territorio de Delia y el de Caltanissetta. Además, en este lugar se pueden admirar algunos antiguos “pagliara” rurales, construidos en piedra seca, así como algunas terrazas típicas. Dada la cercanía con la necrópolis castellucciana de Cappellano, no es arriesgado suponer que este fue uno de los sitios frecuentados por el hombre desde la Edad del Bronce. Históricamente, Monte Comune debe su nombre al uso, ya en la Edad Media, por parte del señor feudal, de poner a disposición de la comunidad una parte de sus tierras para satisfacer sus necesidades. De igual manera, otra parcela, en la zona de Imboscamento, era puesta a disposición de los campesinos, quienes podían utilizarla únicamente para la recolección de leña.