A primera vista, su ubicación parece marcar el límite meridional de la propiedad que pertenecía a la villa-hacienda de los jesuitas de Cappellano, situada en el mismo eje viario, a aproximadamente 1 km en línea recta. La misma hipótesis identifica a los jesuitas como posibles promotores, situando la construcción de la antigua capilla entre los siglos XVII y XVIII, ciertamente después de 1617, cuando los jesuitas compraron a los Moncada los feudos de Cappellano y Ciciri Verdi, y más tarde el de Imboscamento, lo que les permitió iniciar la construcción de la gran villa-hacienda.
De hecho, San José, patrono de la Iglesia y protector de los trabajadores, ocupa un lugar central en la espiritualidad jesuita. Los jesuitas desempeñaron un papel fundamental en la difusión de la devoción al santo, tanto en el arte —donde contribuyeron a crear una imagen popular de San José como hombre humilde, trabajador y justo, representado a menudo con las herramientas de su oficio o con la vara florida— como en el culto popular. Es sin duda por esta razón que, en la cercana comunidad de Delia, la devoción al santo ha sido tradicionalmente mayor que la dedicada a la patrona, y las celebraciones en su honor siguen siendo hoy muy sentidas.