El bosquecillo de Mele nació de la necesidad de sanear una zona particularmente pantanosa, identificada como palúdica a principios del siglo XX. Tras la Segunda Guerra Mundial, al igual que en tiempos del fascismo, se plantaron eucaliptos en la zona de Caltanissetta, y también en Delia, debido a su capacidad para absorber grandes cantidades de agua.
Sin embargo, el eucalipto es una especie australiana, ajena al territorio y clima locales, que impide el desarrollo del sotobosque. Por esta razón, la Inspección Forestal inició un programa de sustitución de los eucaliptos del bosquecillo por especies autóctonas. En las últimas décadas, el área ha sido equipada con varias barbacoas de piedra, lo que permite a los habitantes disfrutar de excursiones y comidas al aire libre.