Obras ferroviarias de la línea abandonada Canicattì–Delia–Sommatino

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Siguiendo la línea ferroviaria, el tren, procedente de la mina Trabia-Tallarita y de la estación de Sommatino, habría atravesado las zonas de Marcatobianco y Gebbiarossa y habría entrado en Delia por la zona del Calvario.

Habría pasado bajo el puente de la Croce - hoy enterrado  - habría cruzado un pequeño puente, demolido más tarde para la construcción de la calle Luigi Russo, y habría llegado a la estación ferroviaria de Delia, que aún existe junto con su almacén adyacente, ambos hoy en malas condiciones estructurales. Desde allí habría partido hacia Canicattì, pasando por la otra caseta ferroviaria de la avenida Europa, bien conservada. Habría pasado bajo el puente de la Itria - aún existente pero enterrado tras la construcción de la avenida Europa - y, cruzando la actual calle Gramsci, habría salido del pueblo pasando por la caseta del paso a nivel de la calle Campo, todavía en buen estado de conservación, además de las casetas del bosquecillo de Meli y de Barberi en la zona de Calaciura, hoy en malas condiciones.

A lo largo de este recorrido, la vía cruzaba caminos mayores y menores, ríos y arroyos, atravesaba valles y se encontraba con montañas y colinas. Por ello, junto con el trazado físico destinado a los raíles, las casetas, los pasos a nivel y las estaciones, se construyeron numerosas obras que aún hoy sobreviven y se han integrado en el paisaje natural, como si siempre hubieran formado parte de él.

Ponte della ferrovia

Recorriendo a pie este trazado - en parte aún de tierra y en parte incorporado a las carreteras asfaltadas - se encuentran puentes que cruzan la vía, otros que salvan caminos y cursos de agua, viaductos que atraviesan valles y túneles que perforan colinas y montañas. Se admiran así obras ingeniosas que requirieron la creatividad de los ingenieros ferroviarios, la habilidad de las empresas constructoras y el trabajo de los hombres que levantaron puentes y viaductos y excavaron montañas y colinas para abrir túneles.

Aunque el ferrocarril nunca llegó a ponerse en funcionamiento por la falta de colocación de los raíles, su construcción tuvo un notable impacto en la actividad laboral, ofreciendo empleo a los trabajadores locales y contribuyendo a sostener la economía del territorio en un periodo crucial. Las obras realizadas - estaciones, casetas, puentes, viaductos y túneles - con el tiempo, han enriquecido la zona, convirtiéndose en un valioso testimonio de arqueología industrial. Hoy estas estructuras, integradas en el paisaje, cuentan no solo la historia de una infraestructura inconclusa, sino también la memoria de un esfuerzo colectivo que dejó una huella duradera en la geografía y la identidad de Delia y sus alrededores.

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