La obra, diseñada por el ingeniero Salvatore Amari, fue considerada una obra maestra de la ingeniería ligera, capaz de resistir las fuertes tensiones de los trenes de carga cargados de minerales. El puente se alza sobre un valle rico en cultivos y ofrece un mirador privilegiado para contemplar el paisaje rural, con olivares centenarios y almendros en flor.