Comparten la misma historia de fundación, especialmente a través de las construcciones promovidas por los príncipes feudales. El recorrido permite revivir de manera concreta la intervención del señor feudal en el desarrollo del pueblo que fundó: no solo mediante la bella arquitectura sino también gracias a las obras de arte y a los objetos sagrados donados a los lugares de culto.
El recorrido comienza en la Plaza Madrice de Delia, donde se levanta la Iglesia Madre de Santa María de Loreto. Además de su imponente fachada, en el interior se pueden admirar el relicario de Santa Rosalía, de 1694, encargado por los Lucchesi a los plateros de Palermo, la pintura de Santa Rosalía intercediendo por la protección del pueblo, atribuida a Pietro d’Asaro, y por último un marco barroco de madera tallada entre finales del siglo XVII y comienzos del XVIII.
La segunda etapa en Delia conduce a la Iglesia del Carmen, que conserva dos valiosos marcos dorados de madera tallada, probablemente de la primera mitad del siglo XVIII, de los cuales solo uno, completo, lleva el escudo de los príncipes de Palagonia.
En este punto, el itinerario se dirige hacia Serradifalco, para admirar las intervenciones de la familia Lo Faso. La primera etapa es la Iglesia Madre de San Leonardo Abate, donde se encuentran el relicario de San Leonardo y de otros santos, los ornamentos litúrgicos y los objetos sagrados. La segunda etapa lleva a la Iglesia de la Inmaculada Concepción, que alberga lienzos del pintor palermitano Vito D’Anna, artista de la aristocracia.
El Itinerario de los Príncipes se desplaza finalmente a San Cataldo, donde se pueden apreciar las aportaciones de la familia Galletti. En el interior de la Iglesia Madre, el escudo de la familia está colocado en la bóveda; dos imponentes marcos del siglo XVIII se encuentran en el “transepto familiar”, donde están alojados los monumentos funerarios de Giuseppe Galletti y Nicola Galletti la Grua. También se pueden observar: el gran ostensorio de plata repujada y cincelada por el platero palermitano Giuseppe Didaco Russo, encargado por Giuseppe Galletti en 1719, el valioso Crucifijo de marfil del mismo siglo, tallado en un único colmillo de elefante de 70 cm, los ornamentos litúrgicos bordados en oro y finalmente las estatuas de la Inmaculada (1689) de un artista palermitano anónimo y la de San Cataldo, realizada en 1786.
La última etapa es la Iglesia de los Capuchinos, que conserva interesantes altares de madera del siglo XVIII.