Desde la Piazza Tripisciano, donde se reunían muchos jóvenes, se pasaba por la iglesia de Santa Croce y se continuaba por la Via Xiboli, bordeando lo que en aquella época era la iglesia de Santa Maria della Stella, hasta llegar a la capilla de la Madonna del Soccorso. Este era el último lugar sagrado antes de entrar en las minas. En estas tierras, donde cada jornada de trabajo añadía nuevos peligros, confiar no solo la vida sino también el alma a los iconos religiosos era una tradición muy arraigada que aún resuena hoy en día. Tras unos 2 km, girando a la izquierda se entra en la Via Santo Spirito, y enseguida girando a la derecha se toma la SP202 hasta la Portella San Michele (552 m). Desde allí, los mineros seguían por la SP202 en lugar de subir hacia la zona de Gibbara, para llegar a la mina de azufre de Gessolungo y a las demás minas.