Monumento al Redentor

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A finales del siglo XIX, con la caída del Estado Pontificio, las leyes anticlericales, la victoria de la izquierda y una cadena de huelgas, la Iglesia católica atravesó un período de gran dificultad.

Monumento al Redentore

El papa León XIII escribió la encíclica Rerum Novarum con la conciencia de que la Iglesia debía hacerse cargo de los problemas sociales. Con esta perspectiva, un comité romano constituido para celebrar el jubileo del año 1900 quiso que se construyeran, en todas las regiones italianas, diecinueve monumentos a Jesucristo Redentor, precisamente porque habían pasado diecinueve siglos desde la redención. Posteriormente se quiso añadir otro más, para dedicar también a Cristo el siglo XX que estaba a punto de comenzar.

Para Sicilia, varias ciudades y localidades presentaron su candidatura, pero el canónigo Francesco Pulci consiguió imponer la propuesta de construir el monumento al Redentor en Caltanissetta. Después del largo período de crisis económica que afectaba a toda Sicilia, nuestra ciudad era la única que podía presumir de un sector (el del azufre) que, a pesar de sus altibajos, podía sostener un gasto de tal magnitud. Se recaudó el dinero, la estatua de bronce fue encargada a la empresa romana Rosa y Zanazio, y el pedestal al arquitecto palermitano Ernesto Basile.

La estatua de bronce, de más de cinco metros de altura, fue transportada desde Roma en tren. En la mañana del 30 de julio, sobre una carreta tirada por bueyes, la estatua llegó a la explanada del monte San Giuliano, una colina que domina la ciudad, entre disparos de cohetes, repique festivo de campanas y aplausos de los habitantes de Caltanissetta que, a pesar de la hora temprana, habían subido la colina para presenciar la histórica llegada. Pero justamente en esos días, el anarquista Bresci asesinó al rey Umberto en Monza con un disparo de pistola. Toda Italia se detuvo en un mes de luto, y la inauguración prevista para finales de agosto fue aplazada al 29 de septiembre, coincidiendo con la fiesta de San Miguel, patrón de la ciudad.

De los otros diecinueve monumentos proyectados, solo cinco o seis representaron realmente a Cristo Redentor; los demás, debido a dificultades económicas y logísticas, fueron sustituidos por capillas votivas colocadas en cumbres y colinas italianas.

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