La costumbre se remonta al menos a mediados del siglo XVIII, según el testamento de Melchiorre Gulizia de 1755, quien dejó una suma de dinero para la creación de la estatua del Redentor necesaria para “lu ’Ncuentru” (el Encuentro) del Domingo de Pascua.
Este acontecimiento no es reciente, sino un rito consolidado, profundamente arraigado en la identidad de sus habitantes.
Todo el ciclo de representaciones es organizado por la Asociación Semana Santa, compuesta no por actores profesionales, sino por los propios delianos, que con pasión y devoción interpretan los distintos personajes.
El sustento económico proviene de una tradicional colecta casa por casa, del apoyo del Ayuntamiento y, en gran medida, de las donaciones de los emigrantes que conservan un fuerte vínculo afectivo con la fiesta de su pueblo.
Los ritos comienzan el Domingo de Ramos con la procesión de las palmas, seguida por la tarde del Prólogo y escenas como la entrada de Jesús en Jerusalén, Offendo il ciel y La Spartenza.
Las representaciones continúan el miércoles con el primer consejo, el plan de captura y el encuentro entre María y Magdalena; el Jueves Santo con la Última Cena, la oración en el huerto, la captura, la negación de Pedro, el segundo y tercer consejo y Herodes.
El Viernes Santo, dedicado al drama de la Pasión, continúa por la tarde con la flagelación y las conmovedoras caídas de Jesús bajo el peso de la cruz. El sábado se representan el encuentro entre Pedro y Judas, el arrepentimiento de Pedro, la desesperación de Judas y la Resurrección.
La Pasión de Cristo comienza en la Plaza Sant’Antonio, con el cortejo que llega desde la Plaza Madrice: Cristo, con la corona de espinas y la cruz, escoltado por soldados, avanza por la calle principal hacia el Calvario.
Durante la procesión, en la que participan caballos, carros, sacerdotes, centuriones y soldados, las Caídas se representan en vivo, con el cuerpo de Jesús cayendo realmente al suelo bajo el peso de la cruz, reflejando la intensidad de su sufrimiento.
El recorrido continúa hasta el encuentro con el Cireneo, que ayuda a Jesús a cargar la pesada madera.
La parte final asciende por la Via Calvario hasta la Plaza Croce, donde tiene lugar, en un ambiente de gran emoción, la “Scinnenza”, la representación de la Crucifixión y Descendimiento de Cristo.
Al caer la noche comienza la procesión del Urna, una magnífica obra tallada por artesanos locales que contiene la imagen del Cristo muerto, llevada de nuevo a la Iglesia Madre.
La procesión, acompañada por la Virgen Dolorosa y San Juan, recorre el centro del pueblo entre marchas fúnebres y los cantos polifónicos de los lamentadores.
Antiguamente se distinguía por el lento y solemne “paso del urna”, que consistía en dos pasos hacia adelante y uno hacia atrás, prolongando el recorrido hasta altas horas de la noche.
Dado que el urna se conserva en la Iglesia Madre, la mañana del Viernes Santo una procesión la traslada a la Iglesia de la Cruz en preparación para la Scinnenza. Durante todo el recorrido nocturno, las voces de los lamentadores marcan el ritmo, narrando la Pasión, la muerte de Cristo y el dolor de María.
El momento de exaltación gozosa de la fe llega el Domingo de Pascua con “lu ’Ncuentru”, el Encuentro, en la Plaza Matrice.
La Virgen, llevada por su comité de mujeres, parte desde la Via Capitano Lo Porto, mientras que el Cristo Resucitado, llevado por su comité de hombres, parte desde la Via Cavour.
Las dos imágenes se encuentran tres veces festivamente ante la Iglesia Madre. Después de besar a su Madre, Cristo “desaparece” dos veces corriendo cuesta arriba por la Via Cavour.
Por la tarde, la ceremonia se repite en la Via Petilia, paralela a la Via Cavour, donde antiguamente se alzaban los palacios de la burguesía local.
Este momento culminante de la Pascua de Delia está acompañado por la banda Petiliana, que repite el mismo motivo musical en un bucle emotivo, aumentando el volumen y la velocidad antes del “beso” y disminuyéndolos tras la separación.
El acompañamiento sonoro de los tambores medievales y el colorido de los malabaristas de banderas de la Asociación Folklore Petiliano envuelven la celebración en una atmósfera profundamente emotiva que une a toda la comunidad bajo la sombra de ese beso sagrado.